A este Ser se le asignan innumerables nombres: Dios, Unicidad, lo Divino, la Causa, el Sí Mismo y el Bien amado.
El ego es precisamente este sentimiento de ser un individuo separado; ego que algunos llaman el "falso yo" porque no es lo que realmente somos.
La Unicidad, el Sí Mismo o nuestra verdadera naturaleza crean esta sensación de separación -y de ser un yo- con el fin de explorar y participar en esta realidad física.
El Sí Mismo se esconde de sí mismo en este mundo con la intención de encontrarse de nuevo.
Si nos mantenemos en contacto con nuestra verdadera naturaleza, sentiremos la dicha del Sí Mismo al analizar cualquiera que sea lo que estuviésemos experimentando, lo cual no se parece en nada a ninguna otra vivencia que el Sí Mismo hubiese podido tener alguna vez.
Nos ha programado para que pensemos que existimos como individuos separados y que poseemos el control de nuestro destino. Éste es el montaje de la obra dramática que se está representando en nuestras respectivas existencias.
El Sí Mismo adopta una y otra vez diferentes formas, acepta retos, aprende de ellos y, finalmente, se redescubre a sí mismo.
El ego es el protagonista colmado de creencias, deseos, impulsos, talentos y defectos.
domingo, 30 de noviembre de 2008
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1 comentario:
magnífica entrada, gracias, mil gracias!
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