sábado, 8 de agosto de 2009

Más alla de la dependencia y la dominación


ROMPER LA CONCHA DEL EGO

¿Qué es el miedo al amor? Se produce porque cuando realmente amas a alguien tu ego empieza a desaparecer, a desvanecerse. Con el ego no puedes amar; el ego se convierte en una barrera, y cuando quieres saltar la barrera entre tú y la otra persona, el ego dice: "Esto significa la muerte. ¡Cuidado!".

A medida que pasa el tiempo se acumula el polvo de nuestras experiencias, de nuestro conocimiento, o de la vida que hemos llevado, del pasado. Ese polvo se convierte en el ego.
El ego se crea a partir de la dependencia y la indefensión.

Hay conflictos, hay egos, hay lucha, hay peleas.

Por culpa de esta idea siempre estás en conflicto y luchando con una persona u otra. No es que los demás sean tus enemigos; todo el mundo es exactamente como tú, estáis todos en la misma barca.

El amor es necesario para hacer que no tengas miedo, para que sientas que eres aceptado, que no eres inútil, que no pueden tirarte a la basura. Si los niños se educan en un entorno en el que falta amor, no tendrán ego, eso es cierto. En sus vidas no habrá tantas luchas ni peleas, pero serán totalmente incapaces de defenderse a sí mismos. Siempre estarán huyendo, escapando de todo el mundo, ocultándose en las cuevas de su propio ser.

Hay que alcanzar la absoluta conciencia y, a pesar de ello, no tener preocupaciones, ansiedades, problemas; disfrutar de la vida como los pájaros, celebrar la vida como los pájaros, cántar como los pájaros; no a través de la regresión sino creciendo hasta el máximo grado de conciencia.

El niño acumula ego; es natural, no se puede hacer nada para evitarlo. Hay que aceptarlo.

El niño necesita el ego al principio para sentir que es aceptado, amado, recibido; que es un huésped deseado, no un accidente. El padre, la madre, la familia, y la calidez en torno al niño le ayudan a crecer fuerte, arraigado, asentado.

Si la protección continúa durante mucho tiempo, se convierte en una prisión.

La prosa está bien, la racionalidad está bien, es útil, hace falta, pero la vida que se desarrolla únicamente a través de la razón y la lógica nunca puede ser una celebración, nunca puede ser festiva. Y cuando la vida no es festiva, es aburrida.

Hacia los cuarenta años surge una nueva dimensión, la dimensión espiritual. Si no eres capaz de enfrentarte a ella de forma correcta, si no sabes qué hacer, te pondrás enfermo, te pondrás nervioso. El crecimiento humano es continuo. Pero si no das determinado paso, se vuelve discontinuo. El niño acumula ego, pero si nunca aprende a dejar el ego a un lado, no podrá amar, no podrá sentirse a gusto con nadie.

"Si todavía no te sientes cómodo con tu padre y tu madre, vete. No puedo ayudarte". ¿Por qué? Porque el problema ha surgido allí, y allí es donde hay que resolverlo. Por eso todas las antigüas tradiciones dicen que ames a tus padres, que respetes a tus padres lo más profundamente posible; porque ahí es donde surge el ego, ese es su suelo. Resuélvelo ahí; de lo contrario, te perseguirá allá donde vayas.

Los psicoanalistas también han llegado a la conclusión de que lo único que hacen es devolverte los problemas que existían entre tú y tus padres e intentar resolverlos en la medida de lo posible. Si puedes resolver el conflicto con tus padres, hay muchos otros conflictos que sencillamente desaparecerán, porque se basan en el mismo conflicto fundamental.

El ego nace en la relación con los padres y allí es donde hay que enfrentarse con él. Si estás en paz con tu padre y con tu madre, ya has madurado.

El simple intento de controlar o de hacer que algo ocurra es egoísta.

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