- Que nada afecte tu respiración. Es importante que aprendas a respirar lenta y pausadamente, en cualquier circunstancia. Hazlo inhalando por la nariz, expandiendo el abdomen, reteniendo un poco el aire y exhalándolo otra vez por la nariz. Esta función básica es la que te mantiene viva. Cuando ésta se altera, todo tu equilibrio se rompe. Respirar así calma tu mente, tu cuerpo y tu espíritu.
- Avanza y vive cada instante. No dejes que pase un solo día de tu vida sin que hagas algo divertido, creativo y útil. Escribe un poco, pinta, baila, canta... haz lo que quieras, pero mantén activa tu creatividad.
- Pon tu esencia en lo que emprendas.
Enfócate en lo que realices: de esta forma adquirirás la pasión de vivirlo con intensidad, cada vez. ¿Cuántas veces has comido de prisa, sin disfrutar cada bocado? ¿O llegas a la oficina y te envuelves tanto en tus labores que no te percatas de la presencia de tus compañeros? Poner la esencia en todos tus movimientos es una sencilla acción que despertará tu poder de concentración. Antiguamente, cuando entrenaban a los arqueros chinos, les decían: "Tú eres el arco y la flecha". Así, tú misma eres un proyecto que se forja día con día.
- Percibe tu contexto. Recibe con tu mente y todos tus sentidos lo que te acontece; no trates de analizarlo. En esta época en la cual domina el pensamiento racional, tendemos a encontrar un por qué para cada una de nuestras acciones. Esto aplica igual para los problemas que para las experiencias sensoriales: no le busques nombres a los colores del atardecer. Sólo disfrútalos en toda su belleza y plenitud.
- No te dejes vencer por los problemas. Como todo en esta vida, los obstáculos sólo son transitorios. Saber esto te dará la claridad mental y la lucidez que necesitas para resolver las dificultades. Es, también, un excelente mecanismo antiestrés.
-Disuelve las emociones negativas. Esto significa relajar tu cuerpo, respirar profundamente y dejar que los pensamientos acudan libres a tu mente. Si tienes emociones negativas, imagina que puedes depositarlas en una esfera dorada que sale de tu cuerpo y estalla en el aire: ésta es una buena forma de poner los obstáculos lejos de ti, disolverlos y atraer la paz interior. El nombre chino para esta acción es "meditar". Tómate unos instantes, dos veces al día, para hacer una pequeña meditación. La primera, en las primeras horas de la mañana: abrirá tu mente para afrontar con paz y alegría la jornada que comienza. La segunda, por la noche, poco antes de acostarte: cerrará el círculo de ese día y te preparará para vivir con entrega el siguiente.
-Vive intensamente. Disfruta con plenitud cada momento: una buena charla entre amigas, un rato de intimidad con tu pareja, ese delicioso pastel de chocolate, la hora que pasaste inmersa en la actividad que más te gusta. Todos esos ratos son fugaces y ya no volverán. Aprécialos y valóralos, porque son únicos e insustituibles. El Zen te enseña que la felicidad no son los grandes eventos, sino las pequeñas vivencias que componen toda una existencia.
- Busca la tranquilidad. ¿Sientes que todo está en tu contra? Para encontrar el equilibrio, un ejercicio práctico es juntar los índices y pulgares de cada mano para cerrar tu propio círculo de energía, respirar profundo y repetir en voz alta: "Zen, Zen...". Se trata de un mantra que te bañará de serenidad y pondrá en equilibrio tu mente, tu alma y tu espíritu.
sábado, 10 de enero de 2009
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